La neurociencia nos dice que el estrés en si no es nocivo; de hecho una cuota saludable de estrés nos impulsa a salir de nuestra zona de confort para ir y avanzar en el desarrollo y despliegue de nuestro potencial.
Nuestra mayor dificultad radica en no contar con espacios de restauración de nuestra energía física, mental o emocional. Y aquí la pausa se convierte en algo muy necesario para incorporar en nuestra rutina, especialmente ahora que comenzamos un nuevo año en el que aspiramos a una mejor calidad de vida y a un mayor bienestar en todos los ámbitos de nuestra existencia.
¿Y qué significa una pausa?
Detente cada dos horas (ayuda poner una alarma), ojalá por 15 minutos. Por ese lapso de tiempo, desconéctate de las pantallas, cierra los ojos para volverte hacia adentro, para escuchar tu cuerpo y lo que necesita. Pon tu atención en tu respiración sin intentar cambiarla y simplemente respira, observando y escuchando sin juicio todo lo que registres. ¿Qué te dice el cuerpo? ¿Necesita estar quieto?, ¿Necesita entregarse al descanso? ¿Necesita moverse? ¿Necesita estirarse? ¿Necesita beber agua? ¿Necesita nutrirse? ¿Surge alguna emoción que busca ser expresada?
Dale por 15 minutos cada dos horas a tu cuerpo lo que necesite y estarás restaurando tu nivel de energía. Verás que gran diferencia hace en tu día a día.